Este próximo miércoles 15 de marzo a las 19:00h se presentará en Errenteria el libro "CAMINO OSCOZ Y OTRAS HISTORIAS DEL 36" de la mano de su autor Joseba Eceolaza. El acto se celebrará en la Sala "Reina" (C/Xenpelar -frente a Kutxa.) y esta organizado por la Agrupación Republicana de Oarsoaldea "Pikoketa"
Muy pocos días después del golpe de Estado y tras haberla paseado por las calles de Pamplona sucia, con la ropa rota y probablemente después de haber sido violada diversas veces, los franquistas decidieron acabar con su vida y arrojarla por el balcón de Pilatos, en Urbasa. Cayó cientos de metros hasta el término municipal de Baquedano, donde su cuerpo todavía no ha sido encontrado. Ahora, su historia y la de tantos otros se recoge en el ensayo que acaba de publicar Joseba Eceolaza y que ya está disponible en todas las librerías de Navarra. “Camino es un símbolo claro de la crueldad represiva y de las cuestiones que todavía están pendientes por hacerse porque su cuerpo, como el de cientos de navarros, continúa desaparecido desde aquel horrible día de 1936”, afirma el autor de Camino Oscoz y otras historias del 36.
En Navarra, el franquismo acabó con la vida de 47 mujeres, de las cuales Camino Oscoz era la única maestra. “Era una persona muy luchadora y vitalista”, subraya Eceolaza, quien destaca que este ha sido uno de los motivos por los que decidió rescatar su figura en un ensayo cuyo prólogo ha sido redactado por Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid. Pero esta no ha sido la única razón. “Los que hemos trabajado en la Memoria Histórica tenemos una deuda con las mujeres republicanas navarras, que con muchísima dignidad trabajaron con los valores republicanas”, cuenta el autor del ensayo, para agregar que “les debemos también un reconocimiento específico porque muchas veces hablamos de las mujeres como viudas, hijas o acompañantes, pero con historias como la de Camino, que era una figura muy política y activista dentro de la sociedad, nos damos cuenta de que fueron muchísimo más y que formaron parte de muchas acciones por el bien común”.
Su trabajo como coordinador y portavoz durante 15 años de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra ha permitido a Eceolaza tener una “vivencia propia” sobre los acontecimientos surgidos en aquella época y un “conocimiento cercano y personal de las voces de los navarros y navarras que, como Camino, fueron represaliados”. También miembro de Batzarre, el autor admite que no puede separarse “emocionalmente” de los diferentes hechos históricos que menciona en el libro. “También he querido echar la vista atrás a 15 años de Memoria Histórica en Navarra y relatar cómo fue la construcción del Parque de la Memoria, los debates que tienen que ver con el Monumento a los Caídos, cómo ha sido la vida de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra y otras reflexiones en torno a la participación de la política en resolver este tema y este vacío que estaba ahí”.
Eceolaza, además, siente la necesidad de “desmontar una serie de mitos que nos han querido transmitir siempre y que, por desgracia, han llegado a nuestros días”. El primero de ellos es que “toda Navarra era carlista”, señala el autor, ya que afirma que “en Pamplona había un rico movimiento republicano que puso en marcha muchas acciones”. El segundo mito es el de “los dos bandos”. “No hubo dos bandos en Navarra porque eso hubiera supuesto que murieran personas de ambos bandos, y en cambio los 3.452 asesinados fueron militantes republicanos”, subraya. Por último, manifiesta que también “la historia ha querido transmitir que en muchas ocasiones estos dos bandos se mataban por envidia”, a lo que agrega que “si esto hubiera sido cierto, alguna persona de derechas habría muerto, pero no se dio el caso;lo que ocurrió aquí fue una persecución política”.
Así, de la mano de Camino Oscoz, Eceolaza ha pretendido “recorrer el panorama represivo que se instaló especialmente en Pamplona, pero también en Navarra”. El libro, además, recoge otras historias de personas que sufrieron la represión franquista y que fueron víctimas de las crueles tramas que se sucedieron durante esos años, como la de las viudas de republicanos a las que la justicia imponía multas a pagar. “No les bastaba con el sufrimiento que habían causado, sino que además pretendían que estas mujeres sufrieran escarnio y humillación”, agrega. También se recogen otras anécdotas, como la correspondencia entre Camino Oscoz y Pío Baroja o la visita de Federico García Lorca a Pamplona, así como algunos anuncios que se hacían sobre los autobuses al Fuerte de San Cristóbal o de carteles electorales.
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