Hoy sábado 31 de octubre se ha procedido a inagurar el "Paseo Miguel Hernández - Miguel Hernández Pasailekua" en homenaje y recuerdo al poeta alicantino. En el acto han intervenido el Alcalde de Errenteria, Julen Mendoza y el miembro de la Agrupación Republicana de Oarsoaldea "Pikoketa" Iñaki Villagrán, cuya intervención se incluye a continuación:
HOMENAJE
A MIGUEL HERNÁNDEZ
(31/X/15)
Fieles
al legado que dejaste, nos hemos reunido en torno a ti, Miguel, para
evocar de nuevo tu figura sencilla de poeta campesino, de cantor del
pueblo y para el pueblo. Porque tú, humilde pastor de cabras, no
tuviste otra musa que el calor del rebaño, el silbido del viento y
el olor a tomillo y a romero.
La
fama te vino temprana, como temprana madrugó la madrugada. Pero
pronto descubrirse que tu lugar no estaba allí, en aquella marabunta
rebosante de ilustrados e intelectuales. Y regresaste. No, tu mundo
era otro mundo, Miguel. Tu mundo era tu huerta, tu río, tu patio y
tu montaña.
Tus
versos rezuman amor y pasión a borbotones; esa pasión que un padre
siente por su hijo:
En
la cuna del hambre / mi niño estaba
con
sangre de cebolla / se amamantaba.
Pero
tu sangre / escarchaba de azúcar
Cebolla
y hambre.
…………………………..…
Tu
risa me hace libre / me pone alas
soledades
me quita / cárcel me arranca.
Boca
que vuela / corazón que en tus labios
relampaguea.
…………………………..
Vuela
niño en la doble / luna del pecho.
Él,
triste de cebolla / Tú, satisfecho.
No
te derrumbes / No sepas lo que pasa
ni
lo que ocurre.
Pero
también nos muestran el hambre, el dolor y la injusticia:
Carne
de yugo ha nacido / más humillado que bello
con
el cuello perseguido / por el yugo para el cuello.
…………………………………..
Contar
sus años no sabe / y ya sabe que el sudor
Es
una corona grave / de sal para el labrador.
………………………………….
Me
duele ese niño hambriento / como una grandiosa espina
y
su vivir ceniciento / revuelve mi alma de encina.
……………………………….
¿Quién
salvará a ese chiquillo / menor que un grano de avena?
¿De
dónde saldrá el martillo / verdugo de esa cadena?
Que
salga del corazón / de los hombres jornaleros
que
antes de ser hombres son / y han sido niños yunteros.
En
tus poemas, expresas el desgarro y desconsuelo por la pérdida del
amigo, al que invocas desesperado:
A
las desalentadas amapolas / daré tu corazón por alimento.
Tanto
dolor se agrupa en mi costado / que por doler me duele hasta el
aliento.
…………………………….
A
las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero
Que
tenemos que hablar de muchas cosas / compañero del alma, compañero.
Tu
poesía nos habla de la guerra, escrita a golpe de mosquetón en una
trinchera del Quinto Regimiento, allá en el frente de Teruel. Y
también de la soledad; de esa soledad que sentiste al ver partir
hacia exilio a tus compañeros, poetas y escritores, que habían
luchado contigo por una república, que agonizaba sin remedio.
Llamo
a los poetas, les decías suplicándoles que se quedaran, que
siguieran combatiendo junto a ti. ¿Para qué, Miguel? Si aquella
causa estaba ya perdida, brutalmente aniquilada por el puño
faccioso. Sí, ellos se fueron. Y tú te quedaste solo, sin más
compañía que la doliente negrura de tu celda.
En
tus últimos versos, quisiste anunciarnos tu partida:
Qué
sencilla es la muerte, qué sencilla.
Pero
qué injustamente arrebatada.
…………………….
Aunque
bajo la tierra / mi amante cuerpo esté
escríbeme
a la tierra / que yo te escribiré.
Pero
ante todo, Miguel, tú has sido y seguirás siendo el cantor de la
libertad; de esa libertad perdida, que aún hoy está tan vacía y
ausente como ayer. Libertad: palabra ansiada y maldita.
Por
ello, queremos volver a sentir contigo la emoción de recitar estos
versos:
Para
la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis
manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los
cirujanos.
………………………..
Para
la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas
mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como
en las azucenas.
………………………….
Porque
donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de
futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en
la carne talada
…………………………...
Retoñarán
aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada
herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún
tengo la vida.
¡Viva
la libertad!
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